domingo, 19 de diciembre de 2010

Chile: El 45% de los hogares tiene un solo hijo - La Tercera - ed.impresa 19/12/2010

La Tercera - 19/12/2010 - edición impresa - página 70.-

Se trata de una tendencia creciente en el país, que se explica por múltiples factores y que se refleja en un dato: la caída de la tasa de fecundidad.



Las fotos familiares ya no son como las de antes. Donde había una pareja y un sillón repleto de niños, hoy podría haber solo una silla. Tal vez dos. Eso es lo que se ve en la mayoría de los hogares: tener sólo un hijo en la casa es una tendencia que se expande en la sociedad chilena. Así lo reflejan las estadísticas del INE: en el 45% de los hogares con hijos sólo tienen uno. Un aumento de cinco puntos porcentuales con respecto a 2005.

La lista de las razones que explican el fenómeno es larga. El modelo de familia tradicional ha cambiado y se ha instalado una sensación de inestabilidad en las parejas, porque la realidad indica que hay tantos matrimonios como divorcios. Si la mujer ha ganado espacio en el mundo laboral, el tiempo para dedicarse a la crianza no acompaña la decisión de aumentar la familia. Los niños ven cada vez más instalados sus derechos y no es cosa de traer niños al mundo no más, sino que la responsabilidad pesa. Y también entra al ruedo el factor económico. Todo eso se ha reflejado en el descenso de las tasas de fecundidad: entre 1950 y 2000, de cinco hijos por mujer en edad fértil, se pasó a dos. "Si bien los hijos son una gran alegría, tenerlos implica un compromiso afectivo y económico relevante", comenta Edmundo Campusano, sicólogo y académico de la U. Mayor.

Con ese compromiso afectivo y económico volcado en una sola persona, la construcción de su identidad es un reto. La estigmatización convencional dice que se trata de niños mimados y sobreprotegidos. Pero los estudios entregan una mirada más profunda. "Esa caricatura obedece a una contraposición al modelo clásico de familia, donde había muchos niños en la casa y, por otro lado, estaba este niño solo y regalón", sigue el profesional. Pero hoy la crianza no corre sólo por cuenta de sus padres. "Ese niño no es tan único porque la familia no es el lugar exclusivo de desarrollo. Hay tantos espacios de socialización para los niños actuales, que podríamos decir que son hijos de la sociedad", complementa Campusano.

Menos es más

Toni Falbo, profesora del Departamento de Sicología de la Educación de la U. de Texas y una de las principales investigadores sobre familias en Estados Unidos, contribuyó a erradicar los estigmas. "La gente trata de hacer que los padres que tienen un solo hijo se sientan culpables por su elección. Hay encuestas que muestran que en muchas familias la única razón que tienen para tener un segundo hijo es evitar que el primero crezca sin hermanos", comenta en su web. Falbo analizó más de 100 estudios y llegó a la conclusión de que los hijos únicos eran muy similares a sus pares con hermanos en muchos aspectos e incluso superiores en varios más, especialmente en los académicos. ¿La razón? La distribución de recursos en la familia y la estrecha y única relación que tienen con los padres. "Estos niños tienden puntajes ligeramente superiores en capacidad verbal, mejores notas en el colegio y una autoestima más alta, y mucho de esto sólo tiene que ver con la mayor interacción con los padres por más tiempo sin interrupciones".



También se ha desmitificado la pobreza en habilidades sociales. Douglas Downey, sociólogo de la U. Estatal de Ohio, en EE.UU., analizó en 2004 a más de 20 mil preescolares y concluyó que los niños que tenían al menos un hermano eran más capaces de formar y mantener amistades y expresar sentimientos positivos que los hijos únicos. Seis años después, con un nuevo estudio comprobó que esas cualidades no persistían en el tiempo, pues las habilidades sociales no sólo se aprenden en la interacción con los hermanos, sino también en el colegio o en actividades extracurriculares.

Hay más. Con sus padres como modelos, los hijos pueden sorprender desde temprana edad con conductas que no se espera ver cuando son muy chicos: mayor responsabilidad, capacidad de organización y un código de conducta más estricto. Es lo que señala el doctor en sicología Carl Pickhardt. Pero el profesional también entrega un pero.

A los hijos únicos les cuesta más que a quienes tienen hermanos dejar la niñez y convertirse en adolescentes. Esto, porque ese paso no puede dar sin renunciar a muchos beneficios de seguir siendo un hijo único y cuanto más fuertemente un niño o niña esté apegado a las comodidades de la infancia, más difícil será la separación con todo eso en la adolescencia. "Esta es la razón de por qué la adolescencia es un acto de valentía", dice Pickhardt en su blog.

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