Llega un día en que ese niño, tranquilo y callado, se aísla de todo y de todos. Pero eso no ocurre de repente. La familia tiene en su mano prevenir esta situación: fomentar la comunicación con todos los miembros, controlar que no haya pantallas en la habitación del chaval, dosificar el tiempo destinado a las maquinitas y colocar el ordenador, a la vista de todos, en la sala de estar.
- Aislamiento progresivo - por Paulino Castells
- El padre que acompaña - por Yolanda Méndez
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