Uno de los temas que desde el punto de vista del análisis sociológico ha sido parte de la agenda del bicentenario, es la familia. Se trata de una materia propia de la historiografía moderna, que ha ampliado las fronteras de la disciplina desde la perspectiva estrictamente política o militar hacia el examen de la vida privada y cotidiana, las costumbres y -en general- el funcionamiento de la sociedad civil.
Dentro de este cuadro de preocupaciones inéditas, es un aporte a la revisión nacional la reciente encuesta acerca de la institución familiar levantada por Adimark y cuya principal comprobación es el conjunto de nuevas percepciones sobre aquella que derivan de la modernización, la globalización y el régimen de libertades públicas.
En este sentido, el sondeo ha establecido una evidente mayor flexibilidad en la imagen de familia de los chilenos. Si bien 56% reconoce la estructura padre/madre/hijos como el concepto tradicional, la mayoría sostiene asimismo que puede haber otras modalidades de estructuración.
Desde luego en esta categoría se incluyen los agrupamientos más aclanados, como los que incorporan abuelos, padres y primos (95,5%) bajo un techo único, pero también las madres solteras que viven con sus hijos (85%). Este último es un dato no menor en un país en el cual, por diversas razones, se ha deteriorado la figura clásica del padre, sobre todo a nivel popular, sector donde se ha multiplicado la maternidad sola o adolescente. La reformulación del sentido común se advierte además en que 81,2% señala que hoy existe más aceptación social de la diversidad: hace apenas dos décadas, sólo 28,8% creía que eran también familia un padre o madre viviendo sólo con sus hijos; hoy, en cambio, 74% acepta esta figura como una tipología familiar.
A estas alturas son numerosas las investigaciones que subrayan la importancia que la familia tiene para los chilenos. A pesar de dificultades, contradicciones o insuficiencias, este núcleo básico es el principal refugio de protección y cuidado de las personas en el paisaje de una sociedad de masas, insegura, competitiva, algo amenazante, y con débiles organizaciones intermedias. De hecho, la encuesta Adimark muestra que ocho de cada diez individuos afirman sentirse conforme con su grupo familiar, al que vinculan como un espacio de afecto, amor y despliegue de un proyecto de vida compartido.
Es dentro de este contexto de cambio y continuidad que las políticas públicas respecto de la familia deben responder y ajustar sus herramientas, con flexibilidad y sensibilidad, a esta noción de una familia más plural y menos rígida en sus contornos.
- La familia chilena en el Bicentenario, 123.cl, 10/09/2010
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