martes, 12 de octubre de 2010

Nervios y expectación entre familias de los 33 mineros ante inminente rescate - EFE

EFE, Copiapó, 12/10/2010, extracto.-

Las familias de los 33 mineros atrapados en el norte de Chile aguardan con nervios y expectación el inminente rescate de sus allegados, e imaginan cómo será el momento de reencuentro tras más de dos meses de angustia.

'Estamos con un cierto nerviosismo pero tranquilos a la vez porque sabemos que todas las cosas van a salir bien', comenta a Efe Alonso Contreras, primo del minero Carlos Barrios, desde una improvisada vivienda en el campamento Esperanza, que los ha cobijado desde el derrumbe del pasado 5 de agosto.

Las autoridades informaron hoy que el inicio del rescate podría adelantarse a lo previsto inicialmente, y si todas las pruebas del sistema de comunicaciones y del descenso e izamiento de la cápsula 'Fenix' son exitosas, podría comenzar, en el mejor de los casos, a las 18.00 hora local (21.00 GMT).

Carlos Barrios y su familia ya han decidido que sean los padres y la 'polola' (novia) del minero los que ingresen al hospital de campaña instalado en la mina San José para el ansiado reencuentro.

El resto de los parientes, explica su primo, esperarán a que salga del yacimiento 'el último de los mineros' antes de regresar a Copiapó.

A Alberto Ávalos, tío de los hermanos Renán y Florencio Ávalos, ambos atrapados en la mina, lo embarga una 'alegría tremenda' y, a la vez, una 'ansiedad inexplicable' que, asegura a Efe, no le deja ni dormir.

Dice que en varias ocasiones ha imaginado el encuentro con los dos jóvenes, a los que espera 'abrazar y decirles muchas cosas que hemos sentido acá'.

Doris Contreras, madre del minero Pedro Cortés, come 'mote con huesillos' (jugo helado que mezcla mote -trigo cocido- y duraznos secos) bajo su carpa, aparentemente tranquila, aunque confiesa que la procesión va por dentro. 'Estamos ansiosos, angustiosos', relata a Efe.

Dice que seguirá el rescate en el campamento por una pantalla y anticipa que no será capaz de reprimir las lágrimas cuando lo vea emerger de las entrañas de la tierra.

'Cuando lo veamos por la pantalla creo que vamos a llorar porque va a ser una alegría inmensa de verlo afuera', señala.

Esta mujer explica que la tragedia ha supuesto un 'cambio repentino' en sus vidas. 'Nunca nos imaginamos que íbamos a tener el apoyo repentino de todo el mundo', afirma.

Con el fin del rescate llegará también la hora de que las familias regresen a casa y retomen sus vidas, tras un angustioso paréntesis de casi 70 días.

Será el momento de recoger los bártulos y las carpas del campamento Esperanza, aunque algunos de ellos quieren dejar ahí una parte de este pequeño poblado que se levantó en medio del desierto de Atacama.

'Tenemos planeado dejar armado lo de aquí, llevarnos las carpas y los utensilios de cocina, pero dejar aquí la infraestructura para que perdure en el tiempo', comenta Alonso Contreras.

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