SANTIAGO, octubre - IPS - Daniela Estrada extracto.-
La mortalidad materna e infantil y la desnutrición crónica son variables sanitarias en las que Chile puede mostrar avances ejemplares. Pero hay un grave problema social que queda en segundo plano y no cede: la maternidad adolescente. "A una le da miedo, vergüenza hablar de sexo con los padres y profesores. Tampoco puedes ir a los consultorios a pedir anticonceptivos porque ahí todos te conocen", relató a IPS Maura Escobar, una chilena que a los 15 años fue madre de María, ahora de cuatro meses. Cuando supo que estaba embarazada, intentó abortar por varios medios. Bebió infusiones, tomó clases de artes marciales y hasta pensó en comprar misoprostol, un medicamento paras las úlceras gástricas con efectos abortivos. Pero no tenía dinero. Con cinco meses de gestación, una amiga la llevó a Chile Unido, una fundación privada sin fines de lucro que entrega apoyos concretos a mujeres con embarazos indeseados, para evitar que aborten. Este país austral es uno de los escasos en el mundo que penaliza cualquier tipo de interrupción inducida del embarazo, inclusive si la vida de la madre está en riesgo.
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