La Nación, 04/11/2009, por Carolina Peyrín Bravo, directora ejecutiva corporación DOMOS
El abordaje desde una perspectiva de reeducación y socialización es clave, como también mejorar la respuesta judicial, porque si los hombres que violentan a sus actuales o ex parejas no se responsabilizan, reproducirán el abuso en futuras parejas y durante la vida.
La envergadura y complejidad del problema, no obstante los avances en la materia, demanda mayores esfuerzos de articulación y complementariedad de los diversos niveles de la respuesta pública, con la sociedad civil y la inclusión del sector privado, así como ampliar el alcance, el marco de comprensión y la calidad en los ámbitos de protección, provisión de servicios y prevención en violencia hacia las mujeres. En estos desafíos se inscribe el abordaje del problema con los hombres que ejercen violencia hacia su actual y ex parejas y -tanto o más importante- la prevención del abuso en la construcción masculina y su ejercicio de relaciones con mujeres, familia, pares y entorno.
Seguir leyendo...El abordaje desde una perspectiva de reeducación y socialización es clave, como también mejorar la respuesta judicial, porque si los hombres que violentan a sus actuales o ex parejas no se responsabilizan, reproducirán el abuso en futuras parejas y durante la vida.
Para Domos, una de las dificultades en Chile y probablemente en la región ha sido la respuesta del modelo biomédico que refuerza la creencia del comportamiento abusivo de los hombres contra las mujeres como una patología mental o un problema sicológico derivado de la historia familiar de infancia o factores como el alcohol, drogas y cesantía, cuando en lo fundamental es un problema social de origen cultural que mantiene en la identidad masculina el poder, el control, la jerarquía y la violencia.
En un contexto de necesario avance hacia una política de Estado en violencia contra las mujeres en la familia y la pareja, así como del advenimiento de nuevas autoridades políticas y de gobierno en 2010, es oportuno profundizar el conocimiento, debate, balance y aprendizaje de intervenciones con los hombres.
La violencia de género no sólo trae menor acceso a oportunidades de desarrollo, infelicidad, enfermedad y muerte a las mujeres, su alcance se proyecta a los hijos e hijas, familiares, entorno laboral y comunitario. Para los hombres implica el riesgo de enfrentarse al sistema judicial, pérdida de trabajo e inestabilidad laboral, malestar emocional por rupturas y como hemos visto, muchas veces, la muerte y el daño físico en la comisión del acto femicida. El cambio cultural requiere de respuestas diferenciadas que no soslayen el desafío de la integralidad y la inclusión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario