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Violencia intrafamiliar, blogs el mercurio, editorial, 23/02/2009
La Dirección de Protección a la Familia ha dado a conocer un catastro de los casos de agresión física y psicológica recibidos durante 2008: fueron casi 100 mil 300, equivalentes a unas dos mil denuncias a la semana. Lamentablemente, no hay datos comparados entre países que permitan juzgar la prevalencia de este fenómeno en Chile, pues existen problemas de homologación de definiciones y grandes diferencias en la proporción de hechos denunciados.
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Las políticas impulsadas en los últimos años han fomentado la denuncia de esta clase de hechos, por lo cual es probable que estos incrementos correspondan en gran medida a menor omisión de denuncias, mas no a un incremento en la intensidad del problema. Para conocer su real magnitud, el Ministerio del Interior, en conjunto con la U. Católica, realizó la primera encuesta nacional de victimización por violencia intrafamiliar y delitos sexuales, publicada en 2008. Según ésta, el 36 por ciento de las mujeres de en-tre 15 y 59 años y que han tenido alguna relación de convivencia declaró haber sufrido violencia intrafamiliar alguna vez durante su vida -psicológica, física menos grave y grave, y sexual, cuya prevalencia ascendió a 37, 25, 15 y 16 por ciento, respectivamente-. Por otra parte, en 2008 hubo 58 femicidios. Estos datos cuantifican la magnitud de un problema que cotidianamente enfrentan profesionales y funcionarios de los ámbitos de salud, educación y seguridad.
Desde el punto de vista de las políticas públicas para abordarla, la violencia intrafamiliar es aun más compleja que la cometida entre personas sin relaciones de parentesco o vinculada con la delincuencia, precisamente por los estrechos lazos emocionales y muchas veces económicos entre la víctima y el victimario. Además, en el pasado había mayor tolerancia social de ella.
La violencia intrafamiliar es uno de los factores de riesgo más relevantes en la trayectoria futura de las personas, habiéndose establecido fuertes asociaciones entre el ser víctima infantil o juvenil de ella y el ejercer violencia en la vida adulta. El estudio citado concluyó que 72 por ciento de los niños de entre 11 y 17 años declara haber sido víctima alguna vez de violencia por parte de uno o de ambos padres. La violencia verbal y la física leve son sufridas por el 59 y 51 por ciento de ellos, respectivamente, pero el 33 por ciento es víctima de violencia física grave.
Por eso, reducir la violencia intrafamiliar debiera ser una alta prioridad para las autoridades, dados sus elevados costos sociales. Pese a los avances en los últimos años, sin embargo, la polémica reciente entre la ministra del Servicio Nacional de la Mujer y la Fiscalía Nacional a raíz del alto porcentaje de casos que terminan en suspensión condicional del procedimiento, da cuenta de que no ha habido el trabajo intersectorial requerido para poner en marcha una estrategia integral, de largo plazo, con metas definidas según indicadores de impacto, y que contemple tanto la prevención como el control de la violencia intrafamiliar, enfatizando la detección precoz y el despliegue oportuno de la respuesta adecuada a cada caso.[blogs el mercurio]
Violencia intrafamiliar, blogs el mercurio, editorial, 23/02/2009
La Dirección de Protección a la Familia ha dado a conocer un catastro de los casos de agresión física y psicológica recibidos durante 2008: fueron casi 100 mil 300, equivalentes a unas dos mil denuncias a la semana. Lamentablemente, no hay datos comparados entre países que permitan juzgar la prevalencia de este fenómeno en Chile, pues existen problemas de homologación de definiciones y grandes diferencias en la proporción de hechos denunciados.
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Las políticas impulsadas en los últimos años han fomentado la denuncia de esta clase de hechos, por lo cual es probable que estos incrementos correspondan en gran medida a menor omisión de denuncias, mas no a un incremento en la intensidad del problema. Para conocer su real magnitud, el Ministerio del Interior, en conjunto con la U. Católica, realizó la primera encuesta nacional de victimización por violencia intrafamiliar y delitos sexuales, publicada en 2008. Según ésta, el 36 por ciento de las mujeres de en-tre 15 y 59 años y que han tenido alguna relación de convivencia declaró haber sufrido violencia intrafamiliar alguna vez durante su vida -psicológica, física menos grave y grave, y sexual, cuya prevalencia ascendió a 37, 25, 15 y 16 por ciento, respectivamente-. Por otra parte, en 2008 hubo 58 femicidios. Estos datos cuantifican la magnitud de un problema que cotidianamente enfrentan profesionales y funcionarios de los ámbitos de salud, educación y seguridad.
Desde el punto de vista de las políticas públicas para abordarla, la violencia intrafamiliar es aun más compleja que la cometida entre personas sin relaciones de parentesco o vinculada con la delincuencia, precisamente por los estrechos lazos emocionales y muchas veces económicos entre la víctima y el victimario. Además, en el pasado había mayor tolerancia social de ella.
La violencia intrafamiliar es uno de los factores de riesgo más relevantes en la trayectoria futura de las personas, habiéndose establecido fuertes asociaciones entre el ser víctima infantil o juvenil de ella y el ejercer violencia en la vida adulta. El estudio citado concluyó que 72 por ciento de los niños de entre 11 y 17 años declara haber sido víctima alguna vez de violencia por parte de uno o de ambos padres. La violencia verbal y la física leve son sufridas por el 59 y 51 por ciento de ellos, respectivamente, pero el 33 por ciento es víctima de violencia física grave.
Por eso, reducir la violencia intrafamiliar debiera ser una alta prioridad para las autoridades, dados sus elevados costos sociales. Pese a los avances en los últimos años, sin embargo, la polémica reciente entre la ministra del Servicio Nacional de la Mujer y la Fiscalía Nacional a raíz del alto porcentaje de casos que terminan en suspensión condicional del procedimiento, da cuenta de que no ha habido el trabajo intersectorial requerido para poner en marcha una estrategia integral, de largo plazo, con metas definidas según indicadores de impacto, y que contemple tanto la prevención como el control de la violencia intrafamiliar, enfatizando la detección precoz y el despliegue oportuno de la respuesta adecuada a cada caso.[blogs el mercurio]
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