sábado, 3 de enero de 2009

Violencia intrafamiliar al acecho.

El estudio, realizado desde fines del 2006 hasta la fecha, arrojó que un 72% de los niños, 35,7% de las mujeres y 19,8% de los adultos mayores han sufrido algún tipo de violencia. [La Nación, 31/12/2008]

Datos de una encuesta que nos hace pensar en el peligro eventual de que  la crisis económica  pueda agravar patologías sociales cuando el país vive sino un aumento, una persistencia de violencia intrafamiliar que cotidianamente y tal vez aún sin salir a luz -  hace víctimas a niños y niñas, a mujeres y mayores.

Un sesgo atávico de resultados conmovedores y que en un año deja a unas sesenta mujeres víctimas de feroces femicidios (la cifra oficial es de 58 víctimas) - sin que la sociedad ni las autoridades encuentren aún forma de impedir, de prevenir, una ocurrencia sin embargo muchas veces predecible. Chile presenta casi tantos casos de femicidios como España con sólo un tercio de su población.

Hace ya tres años UNICEF reportaba que 74% de niños y niñas sufrían algún tipo de maltrato, algún tipo de violencia, más que nada intrafamiliar. La situación se ha mantenido invariable. El bullying escolar se ha agregado - aumentando una violencia aún por contener y disminuir.

Las cifras pueden 'impresionar' a quien no haya puesto atención previa a esta violencia íntima, cuya crueldad se cultiva muchas veces al alero del hogar y que paradojalmente lo convierte en ámbito de impunidad. Señales de que el país enfrenta aún arduas tareas civilizatorias incumplidas. Su gravedad ha sido ignorada por la propensión, entre otros factores, de las instituciones internacionales, con excepción de UNICEF, a embellecer los evidentes avances objetivos del país y por la propensión de las instituciones nacionales por mantener un incontrolable asunto en un perfil bajo. La pobre calidad de la información institucional y académica disponible agrega una señal inquietante. Por eso esta encuesta toma tanto más valor, pero tampoco resulta de fácil acceso público.

¿Qué sociedad puede ignorar de esta forma que 7 de cada diez niños y niñas sufren maltrato? ¿Que un tercio de ellos sufran maltrato físico grave? Es tal vez propio de este tipo de patologías sociales que a la sociedad le cueste tomar nota de su mal y más aún emprender espontáneamente las modificaciones necesarias para superarlo. Es además parte de un cultivo de la cultura del ‘laisse faire’, la misma que tiende a explotar el lado emocional y de crónica roja de esta violencia, convirtiéndose de esa forma en un factor agravante del problema.  Lo podemos constatar a diario en la televisión, aquella de propiedad del candidato presidencial de oposición pero también en los demás canales: un asunto de baja ética pero lucrativo. 

Una violencia intrafamiliar que por lo demás se ve incrementada por la evolución del narcotráfico que tiende a controlar territorios, es decir barrios y cuyas formas de violencia van marcando aquellas de los ámbitos de vida vulnerables, entre los que probablemente también estén aquellos de la violencia intrafamiliar. Una  mala  combinación de factores cómo nos muestran los crímenes de los estados del norte de México. 

Para que los esfuerzos actuales proporcionen los resultados esperados y prevengan a tiempo la ocurrencia de la violencia doméstica y de género, se requiere probablemente de la actividad coordinada entre instituciones y servicios que hoy no parecen aún intercomunicar bien. Y se requiere también generar bases accesibles de información pública. 

* versión actualizada de texto publicado en CiberAmérica, el 31/12/2008.
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